El roble y yo.
Te he visto siempre,
siempre frondoso
roble milenario,
receloso,
desde el bosque
inmenso
contempla el río,
y esconde del viajero
a su nido,
cuando rema bajo sus
temblorosas hojas.
Y bajo las biformes
montañas,
corre el río entre
las flores y cuarzos,
y el silencio del
alba besa a sus ramas
cuando alejo de su
tronco mis cálidos brazos.
Ahí, sobre su raíz
bifurca
resplandecen
despintadas auroras.
Y las nubes grisáceas
surcan
con sus puntadas de
sombra,
sobre mi valle verde
de totoras.
Y el crepúsculo danza
con tu silueta,
mirando los luceros
abrillantados…
Y uniendo nuestras
narices y labios,
nos alejamos, lejos,
muy lejos,
hasta no ver a tus
nidos colgados.
Un gran placer encontrar este tu sitio .bellas letras
ResponderEliminarAbrazo grande.