Mi αмigσ Sнαɗσ.
Cuando llegaba a casa,
Shado mi amigo juguetón
me daba la bienvenida con un brazo,
pero hoy no hay abrazo,
tampoco ha mordido el
baúl,
no ha jugado con mis zapatos,
todo esto me parece muy raro.
Mis sospechas se
concretaron,
al escuchar la noticia,
Shado se ha perdido.
Desde ese día le busco
con calma,
bajo los puentes, cerca
de las orillas del río,
aun con la esperanza que
en el barrio
haya noticias nuevas,
pero no hay nada,
solo ha dejado una gran
tristeza en mi alma.
Siempre, casi siempre
miro
cada cerca, cada callejón sin salida,
tal vez esté comiendo algunas migajas de pan
que la gente piadosa le da, le busco tanto,
que parece que jamás hubiera existido,
y mis esperanzas se desvanecen,
se esfuman como si fuera un simple suspiro.
Extrañamos tu compañía,
por eso,
cuando en las noches
los ladridos son muy
lejanos,
agarro mi bicicleta entre oscuro y claro,
voy en tu búsqueda,
me detengo en cada
vertedero,
echo un vistazo y no te encuentro,
resignado regreso,
siempre pensando,
en la dureza de tu
desamparo.
Solo recuerdos quedan
cuando corríamos
por esos caminos
polvorientos,
con el calor intenso y
los fuertes vientos.
Si has encontrado a tus
nuevos amos,
corre como siempre,
corre ladrando...
ladrando,
por tus nuevos Páramos.
Imagen web.