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martes, 3 de enero de 2017

¡Oh, infancia mía!

¡Oh, infancia mía!



¡Oh, infancia mía!,
en este valle jugaba
entre lluvias y membrillos,
donde la luna y el sol se ocultaban
en la tristeza de tus brillos.

Tranquila aldea,
ahí, duerme el lucero por las mañanas
¡Oh, tierra lejana!,
el vibrar de las montañas,
esconde el sonido de tus campanas.

No hay música lago mío,
el viento besó tu melancolía,
si en verdad tus cristales son espejos,
desde aquí, mi alma mire
la sonrisa de tus valles,
el juego de los niños, una alegría.

Y las aves en tus bosques
alaban a Dios con su cantar,
es posible, que el rocío guarde
recuerdos de la infancia mía,
como por ejemplo,
la música del río, el brillo matinal,
el juego de los trompos durante el día.
Y lo dicho por los sauces:
“No existe tiempo que borre los recuerdos,
ni libro que enseñe a dejar de amar”.

Bαjo el Noмвre de Poeтιтα αzυl®/
Imag web.


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