El hombre y el loro.
Érase un día lluvioso en que el hombre descansaba en el bosque después de una larga cacería.
Entre eso, vio llegar a un loro muy
asustado y posándose en una rama le dijo:
Señor, rey del universo, ¡ayúdame por
favor!, el águila se comió a mis amigos y mis polluelos están en peligro.
El hombre quedó pensando y luego
contestó:
Creo que puedo ayudarte, pero debemos
hacer un trato, el único inconveniente es que en estos instantes no hay otro
animal que sirva de testigo.
El loro contestó:
Señor, rey del universo, para mí es
suficiente las palabras.
Muy bien, dijo el hombre.
Yo les haré invisibles a los ojos del
águila y ustedes cada vez que vengan al bosque vendrán para charlar y así
olvidarme de las fatigas de la vida.
Al siguiente día en la madruga el hombre
pintó a los loros de verde y al amanecer volaron entre las hojas de los
árboles, sin duda el camuflaje quedó perfecto, desde ahí el águila nunca más
les puede cazar.
Desde entonces los loros son de color verde y
cuando un loro está en casa siempre querrá hablar para recordar el trato que
hicieron con el hombre.
Bαjo el Noмвre de Poeтιтα αzυl®/
MORALEJA: Hᴏɴᴏʀ ʏ ʜᴏɴᴇsᴛɪᴅᴀᴅ ɴᴏs ᴄᴏɴᴠᴏᴄᴀɴ ᴀ ʀᴇsᴘᴇᴛᴀʀ ʟᴀ ᴘᴀʟᴀʙʀᴀ ᴏᴛᴏʀɢᴀᴅᴀ﹗
Por: Maki Farida Hamma
Por: Maki Farida Hamma
Imag web.
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